Esta semana me invadió un pensamiento muy especial. Sucede que un día salí a caminar como de costumbre alrededor de mi casa, ya era de noche y no había ruido, lo que me ayudó a poner más atención a lo que veía; cuando entonces noté que algunas casas eran más grandes que otras, unas cocheras tenían mejores vehículos y mejores jardines. Unas casas tenían una puerta muy decorosa y otras una demasiado sencilla y otros detalles más.
Me di cuenta que había mucho contraste aún dentro del fraccionamiento. Eso me llevó a hacerme la pregunta: ¿qué hace una persona común para conseguir lo que desea? O la pregunta inversa: ¿qué no hace una persona común que no puede conseguir lo que desea? ¿Por qué unos tienen más y otro menos?
Es verdad que cada quien tiene su historia, y muchas decisiones en el presente vienen influenciadas por el pasado, pero una cosa es común a todos: la voluntad. Es esa característica propia del ser humano que le permite moverse de su lugar e ir hacia algo fuera de su zona de confort, desear o querer algo fuera de sí.
Esta vez no quiero escribir sobre riqueza o dinero, pero hay una frase de una película que se me viene a la mente que bien se podría traducir a otras áreas de la vida, y me va a ayudar a describir lo que quiero hoy decirte, y dice así: “Hay tres formas de adquirir riqueza: la heredas, la robas o trabajas muy fuerte por conseguirla”.
Y creo que lo mismo aplica cuando hablamos de llegar a conseguir cualquier cosa en la vida: o naces con un talento extraordinario, algo que te sale natural y te puede llevar al éxito en la vida, o copias lo que alguien más hace (como es el caso de miles de personas con fuerte presencia en redes sociales hoy en día) o realmente trabajas duro cada día, y con perseverancia logras obtener lo que deseas y darle peso y reconocimiento a tu nombre.
Esta última forma está fuertemente ligada a la gran fuerza de voluntad que puede llegar a tener una persona. Esta es la fuerza que mueve al mundo, y en contraste, su carencia lo detiene. Alguien que no es dueño de sí mismo, es susceptible a cualquier fuerza ajena, de la misma que un barco en altamar sin rumbo le es favorable cualquier viento. O como un barco abandonado sin remos en medio de un lago, está estable.
La realidad es que algunas personas viven como ese barco en altamar o ese barco abandonado, sin una dirección y sin un propósito, lo que nos lleva a deducir que no tienen la suficiente fuerza de voluntad para tomar el timón de sus vidas y lograr lo que les es conveniente. Este tipo de personas son un peligro para la sociedad, son muertos que no han sido enterrados.
Además, hay otro peligro para la sociedad de hoy: la ignorancia. Hablo en este caso de la ignorancia culpable, aquella que prefiere no saber algo y que elude un conocimiento mayor al que posee. Este tipo de ignorancia se parece a la que tiene aquel capitán de un barco que desea ignorar el radar, y así corre el peligro de estrellarse con un iceberg, pero las aguas calmadas lo adormecen. Esta es una gran amenaza para la persona, ya que los poseedores de esta andan en la mediocridad y salvaguardan su comodidad a toda costa.
Así que volviendo a aquel día de caminata, creo firmemente que la diferencia entre una casa y otra, o la respuesta a por qué unos tienen éxito y otros no, se debe en gran parte al ejercicio o a la falta de fuerza de voluntad y a la presencia o ausencia de adquirir más conocimiento. Y para reafirmar lo segundo, me remito al dicho popular que dice: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”; en otras palabras, no hay peor ignorante que el que no quiere saber. Para alguien que vive en una era digital como nosotros, el acceso al conocimiento es cada vez más universal (claro, hay excepciones) y habría casi ninguna excusa para una persona el no ser educada, en el sentido más literal de la palabra.
En conclusión: la voluntad es la fuerza que mueve el mundo (y si eres romántico, sí, también el amor, lo sé… Dante estaría muy de acuerdo contigo). Así que la próxima vez que te des cuenta dónde estés parado, pregúntate si deseas quedarte ahí o ir más adelante, y si quiere ir adelante, entonces infórmate cómo hacerle, conoce más y llegarás lejos, porque sabes lo que quieres.
Gracias querido lector por leerme una vez más, te deseo una excelente semana y nos volvemos a ver en otro capítulo de este diario pronto.